Doña Francisquita |
Autor: Amadeo Vives |
Canción del ruiseñor |
Francisquita - Os divierten los cuentos? ¿Lo queréis escuchar? Era una rosa que en un jardín languidecía de casto amor por un ruiseñor, mientras un zángano zumbador, a enamorarla desde el panal todas las tardes venía al rosal. Y, al ver la rosa que el ruiseñor amor sentía por otra flor, al zángano infeliz, cuando venía, la rosa decía: ese ruiseñor soberbio y cantarín, cuando tú no estás, señor, en el jardín viene a mi rosal y en esta rama me dice que me ama. Y, aunque creo yo, creo yo que con su pico miente, jamás, jamás cantó un trino ni un gorjeo tan valiente. ¡Ah! ¡Ah!, etc. Fernando: ¿Y después, y después que pasó? Cardona: Eso mismo digo yo. Francisquita: Que el pobre zángano, más infeliz, aunque más viejo que aquella flor, llamó al ruiseñor, para quejarse de su actitud y amenazarle con su aguijón, si no sabía callar su pasión. Desde el día aquel, supo el ruiseñor de la rosa ser tierno trovador, y enfrente del rosal, desde aquel día, el pájaro decía… Fernando: Este ruiseñor, este ruiseñor prendado está de ti. Francisquita: ¿Cómo pudo ser, cómo pudo ser, si nunca vino aquí? Fernando: Vine a tu rosal y en esta rama te dice que te ama. Francisquita: Me dice que me ama. Fernando: Te dice que te ama. Francisquita: Y, aunque creo yo, creo yo que con su pico miente, jamás, jamás cantó un trino ni un gorjeo tan valiente. ¡Ah! ¡Ah! Etc. |
Canta: Ana María Olaria, Alfredo Kraus |
lunes, 5 de marzo de 2018
Canción del ruiseñor
Etiquetas:
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