domingo, 18 de octubre de 2015

Alfredo Kraus

Nació el 24 de noviembre de 1927, en Las Palmas (España) en el seno de en una familia amante de la música que le introdujo en ese mundo. Con cuatro años comenzó sus estudios de piano y, con ocho, entró en el coro infantil de su colegio "Beato Padre Claret". Pasado algún tiempo, recibió nociones de canto de Doña María Suárez Fiol de León, una gran dama de la ciudad que organizaba reuniones musicales y conciertos benéficos. Continuó su formación en su ciudad natal, en Valencia, Barcelona y Milán. Con 17 años cantaba en el Coro de la Filarmónica de Gran Canaria y más tarde, en la Coral Polifónica de Las Palmas, donde siguió desarrollando una actividad artística participando en recitales benéficos. Continuó estudiando con la Sra. Markoff en Barcelona y con el Maestro Andrés en Valencia. Finalmente marchó a Milán y conoció accidentalmente a Mercedes Llopart con quien finalizó sus estudios. Por deseo de su padre estudió tres años de Ingeniería Técnica, pero el cantante siempre tuvo muy claro que su afición era la música.
Quedar como finalista en el Concurso Internacional de Canto de Ginebra le supuso firmar allí mismo su primer contrato profesional, debutando el 17 de enero de 1956 en el Teatro Real de El Cairo, con Rigoletto y Tosca. Su voz, de extenso registro, llega al Mi sobreagudo, lo que le valió grandes triunfos. Fué uno de los mayores exponentes del bel canto y del repertorio francés de los últimos tiempos. 
Después de cantar en el Covent Garden o en el Royal Festival Hall de Londres, en 1960 debutó en La Scala de Milán, donde cinco años más tarde se consagró con La Favorita. Los críticos de entonces subrayaron, que nadie, en ese tiempo, afrontaba el repertorio del 'bel canto' con más distinción que él. De ahí dio el salto a Estados Unidos, actuando en el Metropolitan de Nueva York donde cautivó al público con sus personajes más célebres como el Duque de Mantua de Rigoletto, el Alfredo de La Traviata y su Werher, de Massenet, desde los años sesenta su título más emblemático. Kraus, que compartió escenario con las grandes divas del momento, a lo largo de su dilatada carrera, tuvo el placer de escuchar una de las ovaciones más largas -48 minutos cronometrados- que se recuerda en la historia reciente de la lírica. Gracias a su técnica estuvo trabajando hasta los 71 , conservando muchas de las facultades que le han llevado a ser uno de los mejores tenores de este siglo.
En 1991 se le concedió el Premio príncipe de Asturias.
Fué además un inigualable intérprete de canciones españolas y latinoamericanas como Valencia, Granada, Morucha, Islas Canarias, Siboney, Maitechu mía, Júrame,  y un largo etcétera. Desde hace unos años existe en su tierra natal, Canarias, un concurso internacional de canto que lleva su ilustre nombre.
Falleció el 10 de septiembre de 1999 a causa de una grave enfermedad.

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