miércoles, 25 de noviembre de 2015

Vicente Lleó

Importante ha sido, en la historia reciente de la nueva zarzuela española, la aportación de los compositores valencianos. entre los cuales destaca, por méritos propios, Vicent Lleó, nacido en Valencia el 19 de noviembre de 1870.
Sin embargo. no deja de ser curioso que, a pesar de su considerable renombre y de su profunda vinculación al género lírico español, sea tan poco lo que en la actualidad pervive de su creación. Hay que atribuirlo a una cierta ligereza de este autor, quien se preocupó pocas veces de dejar una huella personal y profunda en sus partituras. brillantes. si, pero a veces realmente intercambiables. es decir, poco sujetas a la situación escénica a la que decian servir.
Su formación musical se llevó a cabo en Valencia, donde a los siete años de edad ingresó en el famoso Colegio de Corpus Christi como niño de coro. No tardó en destacar como  compositor. pues a los quince años escribía ya músíca religíosa y a los diecisiete estrenaba ya su obra escéníca: De Valencia al Grao. Pasó luego a Madrid, donde se especíalizó en la díreccíón de orquesta y donde también intentó influir en la vida política, para lo cual fundó el periódico La Noche, de poco halagüeños resultados económicos. Con él se desvaneció su fantasioso proyecto de llegar a ser ministro de Educación Pública.
En estos años también se dedicó Vicent Lleó al negocio de empresario del Teatro Eslava de Madrid, actividad económica en la que acabó perdiendo cuantiosos bienes.
En cuanto a su actividad como compositor. se dio a conocer en Madrid con obras que oscilaban entre la zarzuela corta y la revista. algunas en colaboración con Rafael Gómez Calleja. como El mozo crúo (con sus famosos Cuplés del cangrejo) o Los presupuestos de Villapierde, o con otros autores, como Fernández Caballero (El picaro mundo), Amadeu Vives (Episodios nacionales), etc.
En 1910 llegó su obra predominante, la que verdaderamente lo situó en el pedestal de los autores perennes, a pesar de que en prolongados períodos la pudibundez oficial la redujera
al silencio público: La corte del Faraón, graciosísima zarzuela con visos de revista que estrenó su autor en el Teatro Eslava de Madrid el año 1910, alcanzando un total de más de 700 representaciones seguidas, y el honor del estreno en un gran número de capitales españolas.
La corte del Faraón. basada en el episodio de José y la mujer de Putifar, del Antiguo Testamento, es sin duda una obra irreverente desde un punto de vista bíblico, y ofrece situaciones harto subidas de tono. Pero tiene la gracia de lo espontáneo, carece de
obscenidades directamente formuladas - todo son supuestos y juegos con palabras de doble sentido - y lleva una música de una vitalidad y en algunos momentos de un nivel superior al que exigía la llaneza de una obra dedicada a la pura chacota sobre un tema tan antiguo como la propia humanidad.
Prohibida durante el régimen de Franco, fue repuesta en 1976 y demostró no haber perdido nada de su vitalidad, alcanzando sonoros éxitos de público tanto en Madrid como en Barcelona.
Otras zarzuelas que alcanzaron un momentáneo eco favorable, dentro de la producción de Lleó, fueron Los tres maridos burlados. La taza de té. Apaga y vámonos, La capa encantada, con texto de Jacinto Benavente, y Ave César, estrenada póstumarnente.
También mostró Vicent Lleó su talento como adaptador y arreglador, dotes que puso a prueba con un montaje de la opereta vienesa El conde de Luxemburgo. Dentro de este aspecto de su labor musical cabe situar también su curiosa adaptación de una ópera italiana. La prova di una opera seria, del compositor Giuseppe Mazza, a la cual despojó de todo aquello que consideró superfluo y, reduciéndola a diez números cantados, con el texto traducido al castellano, la convirtió en lo que hoy es conocido como zarzuela con el título El maestro Campanone, una curiosa simbiosis de zarzuela y ópera italiana. en la que se conservan inalteradas las melodías del autor italiano original.
En 1918, y tratando de rehacer su fortuna, naufragada con sus distintos experimentos económicos, en especial con su quiebra en el Teatro Eslava, se trasladó a América Latina, donde trabajó hasta comienzos de 1922, en que regresó a Madrid, donde murió el 28 de febrero de este mismo año.

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