Nació en Madrid el 1 de marzo de 1937. El ambiente en el que se movió desde niña acabó penetrándole con fuerza. Sus padres la llevaban a los conciertos y representaciones de zarzuela y salía entusiasmada y cantando fragmentos de los que había escuchado.
Mientras cursaba el bachillerato pensó mucho sobre lo que iba a hacer en un futuro. Ser farmacéutica o maestra de escuela no la atraía. Finalmente llegó a la conclusión de que no cursaría más carrera que la del canto. Empezó solfeo en el Conservatorio Superior de Madrid y, después, a la edad de dieciséis años efectúa una audición ante Lola Rodríguez de Aragón, quien la toma a su cargo como alumna. Finalmente completó la enseñanza con Angeles Ottein. Tuvo, por lo tanto, una formación auténticamente española, sin influencias extrañas. De su tocaya aprendió todo cuanto a la ópera se refiere, y Lola la descubrió el conocimiento y los secretos del “lied”. Estudió durante varios años con un tesón y un entusiasmo sin límites y al final obtuvo el Premio Extraordinario Fin de Carrera y Diploma de Primera Clase. Hizo los estudios por libre. Sólo se matriculó para los exámenes finales.
Su debut profesional tuvo lugar en 1955, mientras todavía era alumna, ofreciendo diversos conciertos en sociedades musicales como el Ateneo madrileño. En esos primeros contactos con el público fue acogida con manifiesta simpatía y los elogios que recibió la estimularon. Mucho debió entonces a los consejos del compositor y crítico musical Enrique Franco, quien la introdujo en la estética de la música. Más animada que nunca, preparó sus actuaciones con todo cuidado, exigiéndose la máxima perfección.
Hizo su presentación en la sala Pleyel de París y el éxito obtenido satisfizo sus deseos. Recorrió muchas salas dando recitales. Todo le fue llegando escalonadamente. Y tras el acompañamiento pianístico vino el de la orquesta. Durante la temporada 1964-65 estrenó en Toulouse LA ATLÁNTIDA de Falla-Halffter; y en Madrid, al tiempo que se formaba la Orquesta de Radio Televisión Española, cantó bajo la dirección de Igor Markevitch la NOVENA SINFONÍA de Beethoven.
Desde ese momento recorrió la mayor parte de Europa con recitales, además de misas, oratorios, cantatas, fragmentos de ópera, zarzuela y “lieder”. Su nombre comienza a adquirir prestigio y todos los aficionados la aplauden seducidos por el gratísimo timbre de su voz, su exquisita musicalidad y el talento interpretativo. Actuó con la Orquesta Nacional Francesa; con La Filarmónica de Praga; con la de la Radio Televisión Italiana y con casi todas las españolas.
Fue dirigida por batutas como las de Sir Malcolm Sargent, Mario Rossi, Sir Colin Davis, Antonio Ros-Marbá o Igor Markevitch.
Y, como trayectoria lógica, se le brindó la oportunidad de la música escénica. Su presentación tuvo lugar en 1958 con RIGOLETTO en los sevillanos Jardines de María Luisa, compartiendo cartel con Alfredo Kraus. Posteriormente interpretó diversas óperas, tanto en Europa como en el continente americano. En 1968 intervino en la temporada del Teatro Bellas Artes de México D.F., donde cantó L'ELISIR D'AMORE. Un año después regresó al mismo teatro para intervenir en unas representaciones de LA BOHÈME.
En 1969 entró en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona por la puerta grande. Su empresario, don Juan Antonio Pamias, confió en ella y la ayudó. Cantó en ese escenario LE NOZZE DI FIGARO. Obtuvo un buen éxito y, desde ese día, participó en las sucesivas temporadas junto a las más famosas figuras internacionales, con un repertorio de veinte óperas, las más apropiadas a su voz, en las no faltaron algunas españolas.
Cantó una MARUXA como dicen que lo había hecho su creadora Ofelia Nieto. Tras los triunfos en el Liceo Marchó al Teatro Bellas Artes de México donde hizo dos temporadas; y de allí al Colón de Bogotá, al San Carlos de Lisboa, a la Opera de Grenoble y a varios teatros de Norteamérica, como la Opera City Center de Nueva York con LA TRAVIATA. Después, el Principal de Valencia con L'ELISIR D'AMORE y FAUST, el Convent Garden de Londres, La Zarzuela de Madrid y muchos más. En 1975 regresó al Liceo de Barcelona con DON GIOVANNI. A comienzos de la década de los ochenta, inició el último tramo de su carrera artística, en el que además de intervenir en unas representaciones, participó en una serie de conciertos por toda Europa.
Simultaneó la ópera con la zarzuela, realizando de esta última varias grabaciones que hoy son gozo y encanto de los aficionados. También participó, durante los primeros tiempos, en la ANTOLOGÍA DE LA ZARZUELA que dirigía José Tamayo. La revista madrileña LA GRAN VÍA, con dirección escénica de Adolfo Marsillach, fue su último trabajo escénico en la temporada 1984-85 del Teatro de La Zarzuela. Su retirada definitiva tuvo lugar en un concierto ofrecido en el claustro del Monasterio de Sigüenza en 1985.
Después enfocó sus conocimientos dedicándose a la enseñanza, que desarrolló en el Conservatorio de Guadalajara y también de modo particular, con la ilusión de encontrar nuevas voces que continuasen la gloriosa tradición española. Fue una mujer independiente, jovial, amiga de sus amigos, enamorada de sus alumnos, que eran su gran ilusión. Tenía una gran personalidad y fue amada y respetada por amigos y compañeros. Después de luchar con una grave enfermedad, su vida se transformó en notas musicales que subieron al cielo el 11 de febrero de 2003.
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