Soprano nacida en Haro (La Rioja) el 23 de Noviembre de 1871. Estudió canto con Llano y Baldelli. Debutó el 20 de octubre de 1887 en el teatro Price de Madrid con la opereta de Audran La mascota, y al siguiente verano pasó al Príncipe Alfonso, triunfando con Certamen nacional de Giménez. Actuó con éxito en distintos teatros de Madrid y Barcelona, y fue contratada en el de la Zarzuela, donde obtuvo sus mayores triunfos durante doce años consecutivos, siendo la favorita del público por encima de otras destacadas intérpretes como Joaquina Pino, Rosario Soler, Matilde Pretel, Felisa Lázaro, Luisa Campos, Isabel Brú y Consuelo Mayendía.
En la noche de su beneficio se produjo un incidente entre Fernández Caballero y el entonces novel autor José Serrano. El autor de Sueca, recién llegado de Valencia había acudido al maestro Caballero para que le ayudara a abrirse paso en el mundo musical madrileño. Caballero le animó a componer una canción para el beneficio de Lucrecia Arana, de la que sólo se haría pública la autoría si el público la sancionaba con su aplauso. Sin embargo, el disgusto de Serrano fue grande al ver que la canción era muy aplaudida y Fernández Caballero recogía como suyos los aplausos, sin aclarar que la canción no era de él.
Lucrecia Arana estrenó más de cien obras, lo que demuestra una enorme versatilidad y una memoria prodigiosa. Obtuvo el respeto de los autores de zarzuela y de la mayor parte de los teatros de Madrid y Barcelona, que buscaban siempre su presencia.
Con La rabalera de Vives se despidió del público para casarse con el escultor Mariano Benlliure.
Poseía una voz extensa y potente con un perfecto y un bello y persuasivo timbre capaz de conmover al público, que la idolatraba. Se hacía dueña del personaje y de la situación escénica que encarnaba. Era además una gran cantante de jotas, que interpretaba con brío y valentía. Abandonó la escena en plenitud de facultades y desde entonces sólo participó en funciones benéficas.
Lucrecia Arana estrenó más de cien obras, lo que demuestra una enorme versatilidad y una memoria prodigiosa. Obtuvo el respeto de los autores de zarzuela y de la mayor parte de los teatros de Madrid y Barcelona, que buscaban siempre su presencia.
Con La rabalera de Vives se despidió del público para casarse con el escultor Mariano Benlliure.
Poseía una voz extensa y potente con un perfecto y un bello y persuasivo timbre capaz de conmover al público, que la idolatraba. Se hacía dueña del personaje y de la situación escénica que encarnaba. Era además una gran cantante de jotas, que interpretaba con brío y valentía. Abandonó la escena en plenitud de facultades y desde entonces sólo participó en funciones benéficas.
Falleció en Madrid el 1 de Mayo de 1927.
(Diccionario de la Zarzuela)
(Diccionario de la Zarzuela)
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